viernes, 30 de junio de 2023

ESTE DETERIORADO MUNDO

La degradación del medio ambiente y el declive de animales en el campo es un tema que preocupa (o debería) cada vez más a la sociedad. La intensificación del laboreo y el abuso de fitosanitarios son dos de los principales factores que están contribuyendo a esta problemática, y es necesario tomar medidas para revertir esta situación antes de que sea demasiado tarde.




La intensificación del laboreo es un proceso que ha venido ocurriendo en las últimas décadas, impulsado por la necesidad de aumentar la producción de alimentos para hacer frente al tremendo crecimiento demográfico. Esta intensificación ha llevado a la eliminación de linderos, de monte bajo, de cubierta vegetal, de setos, árboles y otros elementos del paisaje que son fundamentales para la biodiversidad, y ha provocado una simplificación de los ecosistemas agrícolas.


Esta simplificación ha hecho que muchas especies animales que dependen de estos elementos del paisaje para su supervivencia se encuentren en declive. Por ejemplo, la casi extinción de las poblaciones de aves insectívoras en los campos agrícolas es un fenómeno que se ha observado en todo el mundo. Estas aves se alimentan de insectos que se encuentran en los linderos, los árboles etc…, y su desaparición puede tener consecuencias graves para el equilibrio ecológico.


Además, la intensificación del laboreo ha llevado a la utilización de maquinaria pesada y otros sistemas de cultivo que provocan una compactación del suelo, erosión y por ende una disminución de la materia orgánica. Esto hace que el suelo sea menos fértil y que se requiera una mayor cantidad de fertilizantes y otros productos químicos para obtener los mismos rendimientos.


El abuso de fitosanitarios es otro de los factores que está contribuyendo a la degradación del medio ambiente y el declive de animales en el campo. Estos productos químicos se utilizan para controlar las plagas y las enfermedades de los cultivos, pero su uso excesivo puede tener consecuencias graves para la salud humana y el medio ambiente.


Por un lado, los fitosanitarios pueden contaminar (y lo están haciendo) el suelo y el agua, y afectar a la biodiversidad de los ecosistemas agrícolas. Por otro lado, su uso excesivo puede provocar la aparición de resistencias en las plagas y enfermedades, lo que hace necesario el uso de productos cada vez más potentes y peligrosos.


Además, los fitosanitarios están teniendo efectos negativos sobre la fauna que habita en los campos agrícolas. Por ejemplo, el uso de insecticidas puede afectar a las poblaciones de abejas y otros insectos polinizadores, lo que puede tener consecuencias graves para la producción de alimentos.


En definitiva, la degradación del medio ambiente y el declive de animales en el campo son dos problemas interrelacionados que requieren de medidas urgentes para ser solucionados. 


Desde la Federación Andaluza de caza lo llevamos transmitiendo y advirtiendo a los diferentes partidos políticos. Es necesario y urgente tomar determinadas medidas para abordar y solucionar esta problemática.


¿Pero cuáles? En mi opinión;


  • Fomentar la agricultura sostenible. Esto implica recuperar elementos del paisaje como linderos y arboleda, y la utilización de técnicas de cultivo que respeten la biodiversidad y el equilibrio ecológico.


  • Promover el uso de técnicas de control biológico de plagas y enfermedades, y fomentar el uso de productos fitosanitarios menos agresivos y más específicos.


  • Desarrollo de técnicas de cultivo que permitan mejorar la fertilidad del suelo.


  • Promover la formación y la sensibilización en agricultores y sociedad en general sobre la importancia de los ecosistemas agrícolas para la biodiversidad y el papel crucial que desempeñan en la producción de alimentos saludables y sostenibles.


  • Implementar políticas y medidas que fomenten la transición hacia una agricultura más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
  • Todo esto será posible con la unión de agricultores, científicos, empresas, administraciones públicas y la sociedad en general.


En conclusión, la degradación del medio ambiente y el declive de animales en el campo son problemas que requieren de la atención y el compromiso de toda la sociedad. Es necesario tomar medidas urgentes para reducir la intensificación del laboreo y el abuso de fitosanitarios, fomentar la agricultura sostenible y respetuosa con la biodiversidad, y promover la investigación y el desarrollo de técnicas y productos más respetuosos con el medio ambiente. Solo así podremos garantizar una producción de alimentos saludables y sostenibles, proteger la biodiversidad y el equilibrio ecológico de los ecosistemas agrícolas, y asegurar un futuro sostenible para todos.


En mi opinión, permítanme que os cuente la realidad… en un mundo donde siete de cada diez agricultores dependen de las multinacionales agroquímicas será complicado que el compromiso de la sociedad en general sirva de algo cuando las multinacionales son las que mandan en “este deteriorado mundo”. 

domingo, 20 de noviembre de 2022

El animalismo, una “religión”, una imposición.

En primer lugar, para aclarar el concepto animalista y no te sientas ofendido por mis palabras, o sí, quiero decirte que no se puede considerar animalista en su definición real sólo quién tiene un perro, gato o cualquier otra determinada mascota en casa, ni si quiera si siente un afecto fuerte por esa mascota. No, no te consideres animalista ni si quiera si no te atraen la tauromaquia, si no te atrae la caza, si no te atrae determinados festejos donde el animal es el protagonista.

El animalismo va mucho más allá, es un movimiento con una ideología de carácter moral, donde su religión castiga, demoniza, humilla, insulta y atenta en cada uno de sus mandamientos contra quien no es de su conveniencia o no se arrodilla a sus discursos. Discursos donde su subjetividad desencadenarían llevados a la práctica perjuicios contra el humanismo y su evolución, contra la sostenibilidad de los ecosistemas, contra la vida de los propios animales.

Un movimiento que impone su moral desde el perfil del urbanita sin sentido de la humanidad, sin sentido de la confraternización con familiares y amigos, sin vida. “Veo humanos, pero no veo humanidad.” Decía en aquella cita el principito.




Se encuentra cierta lógica que este tipo de perfiles desemboquen en estos activismos tan alejados de sentido común en sus fines. En las medianas y grandes urbes desde hace medio siglo con la llegada de cierto bienestar social, de boom de la tecnología, del ocio urbano, el de salón y pantalla, se forma como dije un ser sin vivencias, sin pasado, hasta el punto que la industria crea pantalones con rotos como para dotarlos o aparentar tener un suceso, una historia, una vivencia pasada. (Ya reflejo esto en uno de mis libros.) una industria que también ve en estos movimientos un nicho de consumo muy jugoso y que lo explota en diferentes sectores, desde el veganismo que provoca este movimiento y que muestra también una cara muy agresiva en su activismo contra el consumo de carne por imposición… hasta la también diversa del mascotismo de perros de pasarela y peluquerías fashion…




No, no es símbolo de no violencia el animalismo como se quiere hacer ver, somos animales que comen animales, pese a quien le pese es la realidad de la vida y de nuestra existencia. Os recuerdo las palabras textuales de Félix Rodriguez De la Fuente en relación a lo que os expongo;

“Si se quiere sobrevivir y tener éxito en el planeta tierra como individuo o especie, no hay más remedio que tener éxito en esta ley tremenda e infantil de comer a otro y no ser comido por nadie” 

“Tremendo. Espantoso, pero real. Dejen ustedes de comerse a otro cualquier día, incluso mis inocentes y admirados vegetarianos –a las otras lechugas, zanahorias, manzanas o huevos- y desaparecerán de la tierra. No hay más remedio que comerse a alguien para seguir viviendo y no hay más remedio que no dejarse comer por nadie para no perecer. Tremenda ley”

“No había caído yo en el hecho de que cuando me estoy comiendo en mi casa un filete de ternera o  de merluza, un plato de patatas con chorizo, me estoy comiendo a alguien. Efectivamente: todos los elementos que ingiero y que me permiten vivir eran alguien. Eran lechugas amadísimas por el padre Sol, eran terneras amadas por sus madres vacas y que yo me como para poder seguir siendo yo”


Y es que no se le puede poner una contra a las palabras de Felix. Para acabar añado que a quién le ayude a vivir tener este pensamiento pues su vida es y se respeta, pero no nos impongan al resto de sociedad sus ideales, su moral de manera totalitaria, a eso se le llama fascismo. 


viernes, 17 de diciembre de 2021

Come Caza, Come Sano

El nutrirse es una necesidad para sobrevivir y el alimentarse correctamente nos servirá para gozar de buena salud. Esto puede sonar a perogrullada pero es que con las cosas de comer no se juega. Hay alimentos que por su complicada accesibilidad a ellos, por el miedo a sabores “nuevos” o por el desconocimiento de sus propiedades, no se suelen tener presentes en el menú semanal de la sociedad en general. Es el consumo de la carne de caza uno de estos alimentos que por motivos ideológicos por el cómo se consigue, estéticos por la labor de despiece en casa, de acceso por no tener quién te de, donde comprar o de prejuicio por desconocimiento, os voy a explicar de manera breve pero espero os resulte diáfana cada una de estas cuestiones. 




Si usted se pregunta sobre si la carne de un animal que vivía en el campo libremente es ético comerla y si perjudica al medio ambiente el extraer ese animal de él. Puede tener la seguridad y el convencimiento de que esa carne, que se consigue directamente donada por cazador (no tenga reparo en pedirla que seguramente le dará muy gustosamente) o comprada en tiendas a las que un proveedor comercial les hizo llegar, es conseguida mediante la caza legalmente regulada y reglada, usted está consumiendo un animal que al extraerlo ayuda a conservar esa población determinada en un número de animales adecuado dentro de un ecosistema que ayudará a proteger la flora, los cultivos y otras poblaciones de especies que no se cazan. 

A diferencia de la carne procesada que se adquiere de animales de granja, la que proviene de la caza tiene infinidad de beneficios. Por ejemplo es natural, tiene un sabor extraordinario, es más magra que la de granja al estar en permanente movimiento, no fue alimentada con piensos tratados y carece de tratamiento de hormonas. Es muy saludable, además de ser baja de colesterol y un aporte buenísimo de vitaminas, hierro, etc.. no lleva química alguna para dar color ni conservantes, tampoco antibióticos ni nada que perjudique a la salud. Es totalmente sana.

Cuando visite un restaurante en zonas rurales, en sus menús o cartas tendrá presente la caza. Animales salvajes como el jabalí, el ciervo, la torcaz, el conejo, el zorzal o la liebre. Puede ser que incluso le pique el gusanillo de la caza. Si le pasa no se sorprenda, somos como somos por la caza, somos descendientes de cazadores. Si no es cazador/a y quiere adentrarse en el mundo cinegético le aseguro que puede experimentar algo extraordinario. La verdad es que no entiendo la caza de otra manera, yo como lo que cazo. 

 

Esto lo expreso en un libro dedicado al aprovechamiento culinario de la carne de caza. “Las personas que comen lo que han cazado, pueden llegar a tener la enorme satisfacción de dar un significado pleno al esfuerzo o estrategia que requiere conseguir cazar un animal. Porque cuando lo consumimos tras haber ejercido éticamente el rito de la caza, le estamos dando un sentido a su muerte, nos proporciona nutrientes esenciales, nos genera vida en su amplio sentido de la palabra, como manera de mantenernos sanos y como actitud de querer seguir afrontando el destino. Y entonces, cuando eso se cumple, sólo entonces se cierra círculo. 

Además es un honor para cualquier persona que practica la actividad cinegética el compartir mesa poniendo en valor y degustando con familiares y amigos cada especie cinegética que se cocina.”  Y añado, porque quien come caza, come sano.

La Caza al servicio de un desarrollo más sostenible y ético

El crecimiento demográfico mundial es tal que estamos en niveles de superpoblación humana. Somos a día de hoy siete mil setecientos millones de personas en el planeta y a una década vista se prevé que lleguemos a nueve mil millones. Esto tiene como consecuencia la sobreexplotación de los recursos naturales, y también debido a las sustancias químicas empleadas para aumentar las producciones y a sus residuos, a la contaminación. La degradación del medio ambiente a causa de exprimir la tierra por el consumismo de una sociedad cada vez más concentrada, más urbana hacen que la flora y fauna, que la vida, desaparezca en nuestro entorno rural. 

 Urge que comencemos a desarrollar un modelo de aprovechamiento agrícola y de recursos de nuestras tierras más ético de inmediato. Estas actuaciones pasan por emplear la ciencia, el estudio, el conocimiento. Por medio de un plan de actuación estudiado para desarrollar sosteniblemente el medio ambiente se conseguirán unas mejores condiciones en la flora, la fauna y las personas que convivimos en este planeta.




Hoy, el principal motivo de la desaparición de fauna en nuestro entorno natural es la degradación del medio ambiente a causa del abuso de fitosanitarios y de la agricultura intensiva para aumentar las producciones. Las especies cinegéticas sufren también diferentes roles, unas desplazadas a lugares insospechados se multiplican creando problemas en infraestructuras de tráfico, en cultivos, contagiando enfermedades y mermando la flora autóctona de cada zona, entre otros problemas más. Otras especies por su genética de territorialidad, sufren el declive poblacional en las zonas concretas donde se abusa de químicos y se intensifica la agricultura por motivos de la destrucción de nidos, la falta de tapadera dejándolos expuestos a depredadores, falta de alimento, ingesta de semillas tratadas que actúan como veneno y otros factores más.

 

La caza, los Cazadores han visto desde hace un par de décadas hasta hoy la necesidad de incrementar su gestión para paliar la merma que hace los métodos agrícolas en la fauna y emplean tiempo y dinero de sus cuotas de las acciones de caza para sembrar y no cosechar para asegurar comida y tapadera, de instalar bebederos artificiales, de instalar comederos, de construir majanos para la rehabilitación de zonas con nula o paca población de conejos, de desinfectar madrigueras de conejos para que la enfermedad de la mixomatosis no sea propagada al menos por los insectos vectores que en ellas se encuentren, de limitar los cupos por capturas y días a límites casi nulos en determinadas especies y en un largo etcétera. 

 

La implicación y apuesta porque cambie la situación por parte de la Federación de Caza, representante de la caza social, se demuestra una vez más con las medidas que ha presentado a la nueva PAC y que se han recogido para su aprobación. Estas propuestas de eco-esquemas y agroambientales servirán para paliar el impacto negativo que estaba teniendo la anterior PAC y mejorar la biodiversidad, la fauna menor y facilitará una gestión cinegética más eficaz. 

 

Ejemplo de gestión cinegética y armonía con los propietarios de fincas de labor es la Sociedad de Cazadores Cresta Gallo de Almargen. Que tras realizar una gestión sobre la Perdiz Roja que se encontraba casi desaparecida hace una década, hoy tienen una población con una salud en números bastante buena. Este método lo trae a Almargen el equipo técnico de la Fundación Artemisan y recomendado por la Federación Andaluza de Caza gracias a la labor que venía desarrollando la Sociedad de Cazadores de Almargen en la gestión de su acotado.

 

Los márgenes funcionales en parte vienen a simular los desaparecidos linderos con vegetación, llevan diferentes semillas sembradas como trigo, avena y arveja. En estos no se aplica ningún tipo de insecticidas ni pesticida para facilitar la cría de insectos idóneos para los perdigones y otras especies. Los márgenes se siembran en lindes largas para facilitar su siembra y después su arado. Se siembra en los meses diciembre y enero, y se labran en los meses de octubre y noviembre.

 

Por tanto una vez más demostramos que la caza, que los cazadores que gestionamos no somos el problema del declive poblacional de las especies, de ninguna, somos un herramienta para la solución y que nuestros argumentos están basados en el estudio y en el conocimiento, y sin estos no avanzaríamos en ningún factor de la vida. El binomio caza y conservación es amplio y no favorece sólo a las especies cinegéticas, sino que lo hace con todas las especies y la flora. Hablo de la caza como dasonomía en concepto más amplio, como vacuna para parte de la solución al problema que el planeta presenta y esto sin un modelo de explotación agraria y de los recursos naturales diferentes el problema no es posible revertirlo.